lunes, 9 de abril de 2018

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA


El Árbol de la Ciencia, de Pío Baroja, escritor vasco nacido el 28 de diciembre de 1872 en San Sebastián, es un libro editado por primera vez en 1911, durante una de las épocas más convulsas de España. Cabe caracterizar dicha etapa por la pérdida de las últimas colonias que España posee en EEUU, en una guerra breve debido a la inferioridad numérica y armamentística de nuestro país. España pierde su valor como imperio y esta serie de circunstancias hace que cierto grupo de intelectuales nacionales vivan una especie de despertar literario. El analfabetismo, la desigualdad social, la incultura, la corrupción, el atraso con respecto a otros países europeos en cuanto a desarrollo e investigación, etc., hace de nuestro país un lugar donde las diferencias sociales se acrecientan hasta límites exagerados.

Cubierta del libro
Hablamos de la generación del 98, en la que podemos encontrar autores como Pío Baroja, José Martínez Ruiz (Azorín) o Miguel de Unamuno entre otros, que tratan de aportarnos una visión realista de la situación a través de una serie de escritos críticos, casi autobiográficos, mostrando su seria preocupación por la crisis que atraviesa el país a nivel moral, social y cultural.

En este libro podemos encontrar toda una serie de ejemplos sobre estos acontecimientos, de la mano del protagonista, Andrés Hurtado y un amplio elenco de personajes que completan la obra de forma sencilla y muy concreta. El Árbol de la Ciencia nos abre una ventana para conocer cómo era la España de finales del s.XIX e inicios del XX.

Sinopsis

Andrés Hurtado es un estudiante de medicina bastante pesimista, obstinado pensador y observador de todo defecto o impureza en el ser humano. Su paso por la vida le irá mostrando el lado más oscuro de la sociedad española de su época. Entre tanto, de la mano de su tío Iturrioz, irá tratando de comprender de forma filosófica los porqués de la vida y la diferencia entre la verdad subjetiva y la verdad científica, cuyas diferencias analiza mientras pasa los días entre la incultura de las gentes del campo, el caciquismo, la ignorancia y la corrupción y suciedad moral de los habitantes de Madrid.

A quien pueda interesar (opinión personal)

España y su irrefrenable y aparentemente irremediable tendencia al separatismo y al egoísmo puro y duro:
Desde tiempos inmemoriales, en nuestro país se han dado cientos de casos de división política y social, arrastrados por el afán de poder no solo de la monarquía absolutista desde el reinado de Isabel y Fernando, pasando por las guerras Carlistas entre seguidores de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, y seguidores de Isabel II (la de los tristes destinos) y analizando el comportamiento del mismo pueblo durante la guerra civil, una de las causas de la derrota de la república frente al levantamiento de las tropas africanas. Y es que, por lo visto, no somos capaces de remar en el mismo sentido haciendo que el rico, el poderoso, lo sea cada vez más y el ignorante, el analfabeto y el proletario; lo sean en aumento de forma creciente y correlativa. Como bien dice en este libro Pío Baroja en boca del personaje Iturrioz, tío de Andrés Hurtado (el protagonista), el que nace inculto se condiciona al esclavismo y el que nace en una familia poderosa tenderá a seguir siéndolo. Cada cual se acomoda en su posición y no tiene intención ni de mejorarla ni de ayudar al otro a cambiarla.

Pío Baroja

Personalmente me preocupa que después de cientos de años de supuesta evolución y a pesar de las supuestas mejoras en cuanto a educación, recursos sanitarios, defensa o cultura general, sigamos sumidos en una pasividad tan enorme. Vivimos anclados en el “es lo que hay”, abocados a seguir cometiendo los mismos errores que nuestros antepasados. Siento ser tan pesimista, puede ser que este pensamiento noventayochista, que hemos conocido a través de la lectura de textos como “El Árbol de la Ciencia”, comparándolo con la sociedad actual, no esté pasado de moda; sino de la más completa actualidad. Temas como la incultura, la prostitución o el poder político-social, a mi entender, no han cambiado tanto, así como el trato e intercambio de favores entre ricos y el abandono de los pobres. Y no me refiero a la pobreza absoluta, a la bancarrota a la que muchos están siendo sometidos o han decidido someterse, me refiero a una pobreza de “clase media”, con acceso a la cultura en mayor o menor medida, con posibilidades de formación y de búsqueda de conocimiento, que opta por la dejadez y que se encierra en su propia verdad, con la que nos sentimos cómodos, sin necesidad de complicarnos la existencia observando los problemas de la realidad social y sobre todo económica del país, no como nación, sino como conjunto de seres humanos que, a pesar de ser individuos cada uno de su padre y de su madre, necesitamos del empuje común para alcanzar la igualdad de qué tan faltos estamos, privados por otros o incluso por nuestros nulos aportes a la comunidad.

El último que cierre la puerta…

Flavio Jiménez Lagar DT1-NII CEPA Paulo Freire

6 comentarios:

  1. Bravo, Flavio. Interesante artículo y magnífica reflexión.

    ResponderEliminar
  2. Estupendo estreno, Flavio.

    Fantástica argumentación histórica y una opinión personal muy recomendable para la reflexión personal sobre el siglo XXI en el que vivimos.

    Te animo a que sigas escribiendo con tanta ilusión y rigor.

    Un saludo,

    Isabel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchisimas gracias Isabel,por el comentario tan positivo y por tus lecciones de historia.Sin ellas y sin las pautas de Antonio,la argumentación habría sido nula.Seguimos aprendiendo!!!

      Eliminar

Entradas destacadas